El Parque tiene dos estaciones privilegiadas para ser “paseado”: el otoño y la primavera, que son parecidos y que alternan diferentes periodos de floración.
En El Parque el otoño no es espectacular por árboles inexistentes de hoja caduca que alternan rojos, ocres y amarillos hasta desnudarse. Aquí el otoño es una primavera más larga que la real, ya que el campo no se agosta con la rapidez que lo hace a la llegada del intenso sol del verano si no que, por el contrario, mantiene su verdor e impresiona por su vegetación desacostumbrada después de tantos meses de estío. Esta tierra poco acostumbrada a la lluvia, parece agradecer cada gota cubriéndose de verde y coloreándose de flores. Tiempo ideal para pasear a la luz del día, mientras a medida que avanza la mañana nos vamos quitando ropas, como si de capas de cebolla se tratasen, para disfrutar de una luz y una temperatura veraniegas, en pleno Noviembre, cuando llega el medio día, abriéndonos el apetito con sus aromas de tomillo y romero.