Ayer quedó inaugurada y bien inaugurada la Galería de lo Frailes, con una muestra colectiva ecléctica, atractiva y artísticamente más que decente, que a nadie dejó impasible.
Los autores dejaron clara su capacidad de conmover, imprescindible en el arte.
Nos recibió en la puerta la contundente escultura de Jobel en piedra y hierro, trozos de vida capaces de soportar el sol y el aire de esta tierra, que también se habían cobijado en la sala adoptando varias formas. Una obra de Waldi nos invitaba a acercarnos más a ella para admirar sus matices metálicos, y pasar, ya metidos en faena, a disfrutar de la obra de Carmen Almécija, sorprendente pintora dueña de un mundo de proporciones particulares, equilibrios imposibles y sueños de personas y objetos mundanos que quedan atrapados en sus telas y en sus grabados (destaca impresionante díptico de proporciones considerables). Y entre Almécija y el siguiente pintor, una fotografía en blanco y negro al más puro estilo Bresson de Fernando Maqueira, como un sorbete de limón entre la carne y el pescado. Seguimos con una muestra de los óleos y colages de Frank Mchugh, discípulo de la obra de Cèzzane cien años después de su muerte (aunque él se considere sólo estudiante de su obra). Este pintor formado en Manchester y “vivido” en Andalucía sorprende a quien aún no conozca su obra y deleita a sus amigos. Y después y por sorpresa Lola Estrella, que si bien no tiene el abolengo artístico de los anteriores, esta pintora autodidacta muy popular en Almería nos lleva a una estética que recuerda algo al Klimt de tonos rosas y dorados, algo más decorativo que artístico, con variedad de texturas y formatos, un trabajo muy digno. Y acabamos con las fotos en movimiento de Marco Sergent, uno de los anfitriones que han hecho posible este micro mundo, cosmopolita y accesible a la vez, y que junto a Arturo, nos regalaron una muestra rebosante de belleza y una acogida más que entrañable. Quedó la Galería de los Frailes inaugurada y bien inaugurada. Gracias por atreveros.