Pintando casas, llenando los frigoríficos, arreglando jardines, limpiando piscinas, preparando equipos, viendo las predicciones del tiempo, poniendo a punto las embarcaciones, llenando las estanterías, cambiando los escaparates, preparando las ofertas, contestando emails, cogiendo llamadas, atendiendo peticiones, comprobando reservas… todo lo que pueden hacer los habitantes del Parque para que los visitantes estén felices y puedan disfrutar de una naturaleza sin igual.
El Parque , por su parte, levanta olas a un lado del cabo y deja el mar como un plato al otro, ya ha llenado todo de flores, volumen alto música de pájaros, atardeceres y amaneceres rojos, innumerables lugares donde extender la vista, rincones donde disfrutar de la soledad, horizontes azules, paisajes verdes, noches estrelladas y, como siempre, un cielo de John Ford.