Cala de excepcional belleza. Se accede a través de un camino sin asfaltar, al final del cual hay un pequeño aparcamiento. Desde allí se baja a pie a través de inclinadas laderas. Es una cala para perderse, para los que disfrutan de los lugares insólitos y recónditos.

No tiene servicios, a excepción de los básicos de limpieza y vigilancia policial. Merece la pena realizar excursiones por el entorno volcánico y alcanzar el mirador de Vela Blanca, otero singular y único para disfrutar de la naturaleza, de las excepcionales vistas que hay en la zona, siempre respetando las normas de buen uso de este espacio protegido.
Desde Cala Rajá se ve  el arrecife del Dedo, llamado también El Dedo de Dios. Por l izquierda de Cala Rajá pude subirse la ladera para observar este , también veremos la Cala de la Punta Negra, que es inaccesible desde tierra, y del cerro de Vela Blanca con su torre de vigilancia