Técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han liberado a lo largo del verano 240 ejemplares de tortuga boba (Caretta caretta) en playas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Con esta campaña se cumplen tres años de este proyecto de investigación que estudia la viabilidad de reintroducir esta especie, severamente amenazada, en costas españolas, donde anidaba tradicionalmente.
Liberadas 240 tortugas boba procedentes de Cabo Verde en las playas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
Sevilla (agosto de 2009). Un año más, técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han liberado ejemplares de tortuga boba en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, iniciativa que forma parte del proyecto de reintroducción de esta especie en el litoral. Técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han liberado a lo largo del verano 240 ejemplares de tortuga boba (Caretta caretta) en playas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Con esta campaña se cumplen tres años de este proyecto de investigación que estudia la viabilidad de reintroducir esta especie, severamente amenazada, en costas españolas, donde anidaba tradicionalmente.
Los ejemplares liberados en esta fase del proyecto proceden de los 400 huevos que se trajeron desde Cabo Verde en septiembre de 2008. Una vez eclosionados, los técnicos del proyecto trasladaron las tortugas al Centro de Gestión del Medio Marino de Algeciras y a las instalaciones de la Junta de Andalucía en El Toruño, cedidas para este proyecto por el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA).
En estos centros han permanecido durante un año, donde se han desarrollado satisfactoriamente, hasta minimizar los riesgos de predación que sufren los ejemplares de tortuga durante sus primeros meses de vida, ya que, además de ser más grandes, los ejemplares de un año de edad presentan un alto de grado de osificación en su caparazón, frente a la fragilidad que presenta los ejemplares recién nacidos y que apenas pesan 20 gramos. En paralelo, el equipo ha reforzado este proyecto de conservación con el traslado de 500 huevos desde la isla de Boavista, en Cabo Verde. 350 de ellos serán, de nuevo, enterrados en cinco nidos ubicados en playas de Cabo de Gata y el resto se incubará de forma controlada en las instalaciones experimentales de la Estación Biológica de Doñana.
Tras un periodo que oscila entre los 50 y los 65 días nacerán las nuevas tortugas que serán liberadas el próximo año. Mientras tanto, su desarrollo se monitorizará en diferentes instalaciones de la junta de andalucia. La presencia de la tortuga boba será un activo ecológico de primer orden que incorporar al Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Sus playas fueron calificadas como las más idóneas en el trabajo de prospectiva inicial de este programa, lo cual confirma la alta calidad ambiental de este tramo del ecosistema litoral andaluz. Su selección fue fruto del estudio detallado realizado por los científicos en el que se evaluaron hasta 100 localizaciones de la costa andaluza desde Doñana a Pulpí. El balance del proyecto de reintroducción es prometedor aunque sus resultados se verán a largo plazo, ya que las previsiones apuntan a que las tortugas tardarán entre 15 y 20 años en volver a las playas andaluzas donde nacieron para depositar sus propios huevos.
Junto al proyecto de conservación en tierras españolas, se participa en la coordinación de esfuerzos para investigar, proteger y conservar a la tortuga boba en Cabo Verde, en colaboración con su gobierno y diversas instituciones nacionales e internacionales, el CSIC. Así, los investigadores de la Estación Biológica de Doñana colaboran en el desarrollo de un plan nacional de protección de las zonas de anidación, iniciado este año. Su contribución también se materializa en formación de expertos en conservación de estos animales, campañas de sensibilización y fomento del ecoturismo como alternativa social, entre otras actividades.
Según explican los científicos, el calentamiento global también amenaza la anidación de tortugas marinas como Caretta caretta, ya que la elevación del nivel del mar puede reducir de forma sustancial las playas de anidación disponibles para las tortugas. A ello se añade otra amenaza importante como es la reducción de machos, debido a que precisan temperaturas más frías de incubación. En este contexto, las playas andaluzas representan una buena opción para que aumente el nivel de ejemplares macho, dada su variedad climatológica. Las tortugas marinas siguen siendo animales muy misteriosos. Su estudio es complejo, dado que pasan la mayor parte de su vida en el océano, y aún quedan por revelar múltiples incógnitas sobre su biología y comportamiento, por lo que este proyecto puede aportar datos relevantes no sólo sobre la tortuga boba, sino sobre el resto de tortugas marinas.
Todas las tortugas que forman parte del proyecto son liberadas con un chip subcutáneo que permitirá su identificación segura, y en algunos casos con un dispositivo de seguimiento mediante ultrasonido, que permite monitorizar su evolución en sus primeros momentos en el océano. Gracias a este seguimiento, se ha podido corroborar que las tortugas bobas alcanzan mar abierto con mucha rapidez. Los huevos son trasladados hasta las playas españolas desde la isla de Boavista, en Cabo Verde.
Este enclave, con un playa de apenas de 50 kilómetros de largo, es en la actualidad el único lugar donde la tortuga boba anida de forma relevante en todo el Atlántico oriental, desde Sudáfrica hasta Europa.
Con este proyecto se pretende ampliar el área de anidación de la tortuga boba de forma significativa y a playas con buenas condiciones de incubación. En la isla de Boavista, la caza sistemática de hembras y la alta mortalidad de nidos por incubación o depredación ponen en peligro la supervivencia de este único núcleo reproductor en miles de kilómetros de litoral.